Todos vivimos y cargamos con una parte oscura en la que escondemos lo que consideramos sobre nosotros y la vida. Atrevernos a contemplar de frente esa sombra y valorar lo positivo que contiene nos permitirá crecer como personas.
Así podremos aprender a vivir de una forma más plena, creativa y auténticamente libre.
Así podremos aprender a vivir de una forma más plena, creativa y auténticamente libre.
Todo lo que se nos ha enseñado a juzgar como malo, perjudicial o peligroso, lo que nos ha dolido, decepcionado o que no hemos sabido resolver…..todo ello conforma nuestra sombra.
La sombra es aquella parte de nosotros, de nuestra realidad que no queremos reconocer ni aceptar. Las decisiones basadas en rechazar algo para no volver a sufrir, las que nos llevan a bloquear experiencias ante el temor de equivocarnos, todo lo que esté asociado al miedo o a la duda es relegado a una zona no iluminada de nuestra mente y olvidada por nuestra consciencia.
Cada vez que declaramos “ser” algo, tendemos a hacer una valoración positiva o negativa sobre ello y por lo tanto lo que declaramos “no ser” es automáticamente descartado. Alguien que se declare “tenaz o persistente” y que considere esa cualidad como “buena”, tenderá a clasificar su opuesto ser como “variable o inconstante”, es decir, lo opuesto-lo “malo”; y así ésta cualidad pasa a su sombra, a su parte no reconocida. Esta valoración le predispone a favor de una cosa y en contra de otra, y destierra a la sombra las cualidades positivas de “ser variable”. Por ejemplo, para un adicto, ser persistente nunca será mejor que cambiar o variar de costumbre.
Gozar de lo positivo de la sombra
En la sombra se vive mucho del dolor y la frustración por experiencias mal gestionadas en el pasado, pero a la vez se encierra un enorme potencial de crecimiento. Nuestra sombra es como un baúl lleno de tesoros del que no podemos adueñarnos hasta que nos atrevamos a rescatarlo del fondo donde está sumergido. Muchas cualidades positivas están mal asociadas en nuestro interior y por ello han pasado a la sombra, con lo que permanecen inaccesibles y no se utilizan para afrontar los retos que nos plantea la vida.
Mientras siga en la oscuridad, la sombra no tiene
otra forma de manifestarse que proyectándose sobre otras personas o
situaciones. La persona ve “malo” en los demás lo que no reconoce en si misma.
Como decía Jung “lo que no entendemos de nosotros, tampoco lo entendemos en la
otra persona”. La persona se ve víctima del exterior, cuando en verdad es
víctima de su propio interior.
Por ejemplo: María se declara bastante voluble e
inestable, siempre ha vivido con subidas y bajadas de ánimo. Lo ha aceptado
como parte de su personalidad aunque le cause problemas en muchos aspectos de
su vida. Después de años viviendo así, y tras caer en una pequeña crisis,
anhela la estabilidad y el equilibrio. En la sombra está la María equilibrada
que no puede manifestarse en su personalidad mientras la otra María permanezca
activada.
María tiene asociado que la gente inestable vive
más intensamente porque se deja llevar y disfruta de la vida, aunque al final,
a ella los acontecimientos de su vida le han demostrado justamente lo
contrario. Desearía vivir lo que el equilibrio le puede proporcionar; sin
embargo, tiene una asociación negativa con respecto a él. Observando a su madre
interiorizó que las personas “equilibradas” son ordenadas y metódicas, pero
aburridas, rutinarias, faltas de emoción y de vitalidad. Un buen día decidió no
parecerse a ella y ser exactamente lo contrario.
Al rechazar el equilibrio, María no integra las
cualidades positivas de éste, y es precisamente lo que necesita. Mientras que
piense que el equilibrio es “malo” porque lo tiene asociado a “aburrido y
rutinario”, no podrá acceder a la paz y la tranquilidad que éste le puede
proporcionar.
Cuando María decida ver sus cualidades positivas
se sorprenderá percibiendo en personas de su alrededor las virtudes de esta
nueva faceta. Podrá fijarse en modelos del exterior que le ayudarán a hacer su
trabajo interno, adjudicar al equilibrio sus verdaderos valores, creer en ellos
y por lo tanto, crearlos en su interior. Descubrirá que se disfruta de la vida
realmente cuando se está en equilibrio.
Desarrollar nuevas cualidades
Somos un todo y cada persona tiene la capacidad de
desarrollar todas las cualidades. Somos infinitos en potencia, pero quedamos
determinados por los términos en que nos definimos. Lo que relegamos a la
sombra de nuestra conciencia se convierte en nuestro mayor enemigo, porque no
por rechazarlo desaparece, sólo lo trasladamos al cuarto oscuro. No por ello se
elimina, sino que se manifiesta constantemente: nuestra negativa de aceptar
esas cualidades relegadas hace que se conviertan en nuestra principal carencia,
un asunto no resuelto que hace que siempre nos encallemos en las mismas
situaciones.
Aunque afrontar la sombra resulta difícil, es en
ella donde están los elementos que necesitamos para vivir de una forma más
espontánea, plena y creativa. Cada proyección que reconozca, cada aspecto
negativo o positivo que vea en los demás y que pueda reconocer en mí, es un
nuevo paso para iluminar la sombra. Si entendemos que los defectos que nos
molestan de los demás son también los nuestros y tratamos de enmendarlos,
estaremos abriendo el baúl de los tesoros. Si reaccionamos contra los demás y
persistimos en el error de no reconocernos en ello, seguiremos viviendo en los
extremos.
Cuando la persona es capaz de reconocerse en el
otro, adquiere un punto de vista superior y puede evolucionar. Es como si el
dolor, el enfado, el miedo o la decepción nos estuvieran señalando qué debemos
buscar y aprender de nosotros.
Pero la sombra también se manifiesta en lo
positivo. La persona que admira una cualidad en alguien está reconociendo en el
otro aspectos de ella misma que puede desarrollar, o que tuvo y perdió por las
circunstancias. Son tesoros que están deseando emerger, y si trabaja para
cultivar esas cualidades, verá cumplidos sus sueños.
Un mundo lleno de posibilidades
Toda la potencialidad de la persona puede desarrollarse
cuando esa consciencia se une, cuando la luz entra en el baúl y se ilumina la
sombra. Así puede percibir un mundo con infinitas tonalidades de grises que
conforman una imagen que se ajusta a la realidad. Ya no hay extremos, ya no
vemos el mundo en blanco y negro, sólo se percibe lo que es, lo que nos
proporciona más recursos para adaptarnos a cada situación.
Cuando nos adueñamos de la sombra y comprendemos
que lo externo forma parte de nosotros, también somos más capaces de
responsabilizarnos de nuestra vida. Entonces podremos acceder a una forma más
creativa, libre y feliz.
¿CÓMO ILUMINAR LA SOMBRA?:
- Integrar el equilibrio
¿Sueles tener patrones de comportamiento
radicales? Si eres de los que un día estás bien y otro mal sin saber por qué,
si en tus actitudes se alternan extremos que te hacen sentir dudas sobre ti
mismo, entonces estás bajo los efectos de la sombra. Piensa en cómo aceptar e
integrar el equilibrio en todos los aspectos de tu vida. La virtud, la salud, y
el bienestar siempre se sitúan en el punto medio.
- Ponerse en el lugar del otro
En los conflictos, ¿tiendes a creer que tienes
toda la razón? Puede que desde tu punto de vista la tengas, pero probablemente
no desde el punto de vista del otro, que interpreta el papel opuesto a tu patrón.
Ponerse en el lugar del otro es un ejercicio saludable para equilibrar los
opuestos. Llegar a un acuerdo, negociar una solución donde “todos ganen algo”,
suele ser la mejor manera de llegar a la paz.
- Aceptar las críticas
¿Rechazas las críticas de los demás?- ¡Puede que
tengan la clave para tu crecimiento!. Lo que está en la sombra permanece oculto
a nuestra vista. Eso hace que los demás vean más fácilmente nuestros errores y
también las soluciones, aunque a menudo es una proyección mutua, es decir, el
que critica sigue el mismo patrón. Trata de ver la buena intención y qué hay de
cierto o útil en sus valoraciones. Establece unas mínimas normas en cuanto a
decir o recibir las críticas de la forma más amable posible.
- Busca la seguridad en ti
¿Necesitas protagonismo, que te reconozcan los
demás? El hecho de necesitar la atención de los demás revela que hay zonas de
tu personalidad que no atiendes. Significa que la sombra está activa y se
adueña de tu vida. Como no te reconoces a ti mismo, necesitas que lo hagan los
demás para autoafirmarte. Cuantas más facetas ocultas encuentres, revises y
pongas en práctica, más seguridad en ti mismo y en tus muchas posibilidades
podrás desarrollar. Tu propia apreciación será la que realmente te hará feliz.
- Vive cada día como un nuevo día
¿Sientes que la rutina te invade? Es posible que
se deba a que tus ideas preconcebidas generen respuestas automáticas. Éstas te
impiden establecer en cada momento una valoración dependiendo de las
circunstancias y del momento, y por lo tanto, una respuesta creativa y acorde
con ellas, lo cual hace que la personalidad se limite y el aprendizaje se
detenga. Trata de ver cada día como si fuera nuevo, decide poner intención y un
sentido positivo y de servicio elevado a todo lo que haces, y sobre todo,
considera cada día como una oportunidad de aprender y crecer.
- Afronta los retos sin miedo
¿Tienes frecuentemente miedo o dudas sin razón
aparente? Ambos surgen de aquella parte que no ves de ti. Muchos miedos
irracionales que ejercen su influjo sobre ti están basados en asociaciones
negativas que grabaste en la niñez y que ya no corresponden a la realidad
actual. Darte cuenta de esas asociaciones y modificarlas asociando nuevos y
positivos conceptos te ayudarán a recuperar la seguridad. Has crecido, y
contigo tu capacidad de dar respuesta positiva a los retos de la vida.
- Respétate a ti mismo
¿Tienes la sensación de haber renunciado a lo que
realmente eres? A veces los impulsos internos entran en conflicto con los
estereotipos y modas de la sociedad y del momento. En tu camino a la madurez,
puede que hayas renunciado a aspectos muy valiosos de ti para ser aceptado y
que te hayas convencido de que era lo mejor. Si eso te causa frustración y
tristeza, trata de ir recuperando actitudes y actividades que te hacían feliz.
Ten la valentía de desarrollarlas y compartirlas con los demás. No sólo has de
respetar a los demás y al entorno, también has de respetarte a ti mismo. ¡La
energía creativa volverá a correr por tus venas!.
"No vemos las cosas tal como son, sino tal como somos".
-El Talmud-