lunes, 23 de septiembre de 2013

LA MEDITACIÓN

Meditar, es la condición natural de la conciencia humana, capaz de comprender por sí sola el significado de su existencia, aun si esto ocurre a nivel del inconsciente. Esta percepción se interrumpe por la agitación o el interés en los asuntos particulares que absorben nuestra atención. La práctica de un sistema o rutina de meditación devolvería a la mente a ese estado básico y primordial. Algunos maestros dicen que meditar es «tocar el corazón y la consciencia» del ser humano.

La meditación es un pilar fundamental para mantener una conexión con la divinidad, ya que cada ser posee dentro de si esa chispa divina ese DIOS que tanto se busca en el exterior. Meditar ayuda a reordenar la mente y calmar la ansiedad. Mejora la comprensión de objetivos, motivaciones y equilibra el carácter. También puede hacer resurgir motivaciones, traumas, emociones o energía enquistada para ser trabajados por cada ser y poder transmutarlos.

Popularmente se considera a la meditación como un componente de las religiones orientales, si bien esto no es exacto. La meditación ha sido practicada durante más de 5000 años con propósitos intelectuales, religiosos y de salud. Actualmente al menos un estilo de meditación se ha probado efectivo para aumentar el cociente intelectual, mejorar la memoria e incluso cambiar partes del cerebro. Otros estilos de meditación otorgan igualmente distintos beneficios a la salud mental y física de sus practicantes, especialmente un mejoramiento de la inteligencia emocional y del sistema inmunológico; entre los más comunes se encuentran el alivio del estrés y la bajada de la presión sanguínea. 

Comúnmente las personas que practican meditación buscan por medio de ella, unificar los centros energéticos del cuerpo conocidos como chacras, al estar estos centros energéticos unificados y alineados se puede absorber mucho mejor la energía cósmica y se produce la apertura del canal espiritual, llamado tercer ojo (Glándula pineal). Meditar nos conduce hacia el camino de la iniciación como seres de luz, nos lleva a contactar con nuestro Yo Interno o Yo Superior ya que aumenta la vibración de cada ser y expande la consciencia. 

Más que meditar es realizar cada día un auto-examen de las emociones y pensamientos que poseemos, transmutando lo negativo en positivo y convirtiendo esas emociones en sentimientos que nos llevan al camino eterno de la felicidad y del conocimiento Superior.

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