jueves, 18 de enero de 2018

CIVILIZACIONES PERDIDAS: ATLÁNTIDA, LEMURIA Y MU

La Atlántida, Lemuria y Mu, son de los más grandes misterios de nuestra historia humana. Se cuenta que existieron otros continentes (se apunta a cuatro, como ya veremos más adelante), uno de ellos ubicado en medio del océano Pacífico y que en las leyendas es conocido como “Tierra de Mu” y que quizás su más confiable prueba sea la enigmática Isla de Pascua (o Rapa Nui) en las costas chilenas; el otro, ubicado en el océano Atlántico en el hemisferio norte y que correspondería a la legendaria Atlántida y finalmente en el océano Índico a Lemuria. Se cuenta que en cada uno de esos continentes habitaba una raza de “seres” pensantes con una civilización muy avanzada y que su poderío abarcaba todo el planeta.

En éste artículo se busca explorar las más conocidas hipótesis de estas culturas que posiblemente pudieron haber existido en tiempos muy remotos, y que hoy en día se han mitificado. Haremos algunos análisis y comparaciones y claro está, las conclusiones serán de cada quien. 

La Atlántida 

Es el nombre de una isla legendaria desaparecida en el mar, mencionada y descrita por primera vez en los diálogos Timeo y Critias, textos del filósofo griego Platón. Cuando Platón describió la existencia de la Atlántida en sus diálogos, algunos autores clásicos, coetáneos de filósofo, comenzaron a interesarse por el mítico continente. Plutarco, Estrabón, Plinio el Viejo y Diodoro de Sicilia, entre otros, tratan este asunto en algunos de sus escritos. Desde entonces, se han planteado infinidad de hipótesis para demostrar la existencia de un continente, que con el paso del tiempo, ha llegado a convertirse en arquetipo de una civilización ideal. La Atlántida siempre resuena en nuestros oídos como un viaje épico hacia el descubrimiento de nuestros orígenes. 

La precisa descripción de los textos de Platón y el hecho que en ellos se afirme que se trata de una historia verdadera, ha llevado a que, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XIX, durante el Romanticismo, se hayan propuesto numerosas conjeturas sobre su ubicación. No obstante, en la actualidad, se sabe que el relato presenta anacronismos y datos imposibles, lo que descartaría su verosimilitud literal; sin embargo, se admite la posibilidad de que la leyenda haya sido inspirada en un fondo de realidad histórica vinculado a alguna catástrofe natural, como podría ser una inundación, un gran terremoto o una erupción volcánica. 

Aquí ya podemos sacar algunas pistas. Si admitimos la posibilidad de que haya existido la Atlántida y que como se especula esta fue víctima de alguna catástrofe natural, y teniendo como base las traducciones de las antiguas tablillas Sumerias podemos pensar que en efecto la Atlántida existió, y así como mencionan las traducciones Sumerias, ésta fue devastada por una gran inundación. 

En el relato de Platón, Critias, discípulo de Sócrates, cuenta una historia que de niño escuchó de su abuelo y que este, a su vez, supo de Solón(638 a.E.C.–558 a.E.C), venerado legislador ateniense y uno de los 7 sabios de grecia, a quien se la habían contado sacerdotes egipcios en Sais, ciudad del delta del Nilo. La historia que Critiasnarra como verdadera, se remonta en el tiempo a 9.000 años antes de la época de Solón, para narrar cómo los atenienses detuvieron el avance del imperio de los atlantes, belicosos habitantes de una gran isla llamada Atlántida, situada más allá de las Columnas de Hércules y que, al poco tiempo de la victoria ateniense, desapareció en el mar a causa de un terremoto y de una gran inundación. 

En el Timeo, Critias habla de la Atlántida en el contexto de un debate acerca de la sociedad ideal; cuenta cómo llegó a enterarse de la historia y cómo fue que Solón la escuchó de los sacerdotes egipcios; refiere la ubicación de la isla y la extensión de sus dominios en el mar Mediterráneo; la heroica victoria de los atenienses y finalmente, cómo fue que el país de los atlantes se perdió en el mar. En el Critias, el relato se centra en la historia, geografía, organización y gobierno de la Atlántida, para luego comenzar a narrar cómo fue que los dioses decidieron castigar a los atlantes por su soberbia. Este relato se interrumpe abruptamente, quedando la historia inconclusa. 

¿De que va todo esto de Timeo y Critias? 

El Timeo es un diálogo escrito por Platón entorno al año 360 a.E.C. Precede al Critias o La Atlántida, y es considerado como el más influyente en toda la filosofía y ciencia posteriores; aquí podemos aseverar que no se trata de una obra que carezca de importancia, estamos recalcando que es una obra influyente en la filosofía y la ciencia. Su contenido profundiza esencialmente en tres problemas: 
  • El cosmogónico, sobre el origen del universo 
  • el físico, sobre la estructura de la materia 
  • y el antropológico, sobre la naturaleza humana. 
Los tres argumentos hallan correspondencia con otras partes en las que es posible subdividir la obra, y a las que se les añade el prólogo. 

Pues bien, con esto queda claro que el Timeo es una obra de mucha relevancia. Pero si es así, ¿porqué descartar las detalladas explicaciones de la Atlántida? 

Recordando en todo momento la elección del diálogo como instrumento de exposición, y a modo de anticipación en la estructuración de la comunicación humana, Platón hace alusión a una triple causación derivada en todo momento de una única base de carácter ontológico (parte de la metafísica que estudia lo que hay, es decir qué entidades existen y cuáles no): nuestra condición de seres limitados que a modo del mito de Sísifo nos vemos circularmente impelidos a recordar aquello que olvidamos trasladando para ello la pesada carga de la ignoranciadesde la hondonada del Mundo sensible al encumbramiento del Mundo de las Ideas, intento vano para una mayoría que volverá a descender o que jamás alcanzará la cima. 
Critias o La Atlántida es uno de los últimos diálogos de Platón. Parece ser una continuación de La República y el Timeo, es de carácter inconcluso y su contenido describe la guerra entre la Atenas prehelénica y la Atlántida. El sofista sostiene que la Atlántida existió en una época muy remota, y la sitúa más allá de las columnas de Heracles. Debido a la estrecha unión del Critias con el Timeo, su autenticidad no se ha puesto en duda. 

El contenido del diálogo inconcluso remite a la geografía y organización política de las fuerzas enfrentadas, siendo evidente en el caso de Atenas, no así la Atlántida, objeto de múltiples hipótesis a lo largo de la historia. Pero ¿porqué se deja por fuera a la Atlántida y solo se incluye a Atenas si ambas están descritas en los diálogos de Platón? 

Si vemos los mapas preservados por marinos como Piri Reis, con la Antártica cartografiada sin hielo hace unos 11.500 años, podremos ver, que nos muestran como si de una bofetada se tratara, como han cambiado las placas tectónicas del planeta, dando paso a lo que hoy es nuestro mapa mundi. No resulta descabellado pensar que en tiempos remotos la distribución de tierra a lo largo del planeta era diferente. Y de hecho, mirando los mapas que han existido lo podremos comprobar. 


Según el Critias, Evenor, quien era uno de los hombres que había nacido de la tierra, en el entonces territorio inhabitado de la Atlántida tuvo una hija con su mujer Leucipe, a quien llamaron Clito. Cuenta este escrito que Poseidón era el amo y señor de las tierras atlantes, puesto que, cuando los dioses se habían repartido el mundo, la suerte había querido que a Poseidón le correspondiera, entre otros lugares, la Atlántida. He aquí la razón de su gran influencia en esta isla. Este dios se enamoró de Clito y para protegerla, o mantenerla cautiva, creó tres anillos de agua en torno de la montaña que habitaba su amada. La pareja tuvo diez hijos, para los cuales el dios dividió la isla en respectivos diez reinos. 

En el párrafo anterior se menciona a Evenor, un hombre que nació de la tierra, en una Atlántida inhabitada; partamos de aquí y tomemos como base las antiguas escrituras Sumerias y la misma Biblia ya que son los relatos más antiguos de lo que disponemos. Los Sumerios nos cuentan (según la traducción) que a la tierra llegaron “seres” provenientes del cielo, en un muy remoto tiempo. Después de haberse establecido en la tierra y haberse repartido por partes el mundo, estos seres tuvieron la necesidad de “crear” a una especie híbrida entre homínidos y parte del ADN de estos seres. Después de muchos intentos fallidos en crear a un “perfecto esclavo” lograron “crear de la tierra” a lo que podríamos considerar los primeros humanos propiamente dichos, con el fin de que les sirvieran diligentemente. La historia nos cuenta según la traducción de Zecharia Sitchin y otros investigadores, que ocurrió una gran inundación que arrasó con los humanos, mientras los “dioses” veían desde el cielo sin hacer nada, ya que -según la historia- los humanos que habían sido creados eran imperfectos, se habían reproducido (apareamiento) en masas y habían comenzado a revelarse en contra de los “dioses”, por este motivo los “dioses” no intervinieron en ayuda de aquellos humanos. 

Por otro lado la Biblia nos habla de los Nefilim, que no son otra cosa sino la versión bíblica de los dioses Sumerios, los llamados Anunnakis, “aquellos que del cielo vinieron a la tierra“. La biblia también nos cuenta de la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios, y que éste fue creado del barro de la tierra. En algunas traducciones se habla de arcilla. Hay que acotar que la biblia original en Hebreo usa la frase en plural: “…y se creó al hombre a nuestra imagen y semejanza“. 

Estos párrafos anteriores solo quieren mostrar la similitud de la “creación del hombre con tierra/barro/arcilla” en un territorio que no estaba habitado, al menos por el hommo-sapiens que conocemos hoy día y que el mundo estaba repartido en partes para cada dios, tal cual lo dicen los textos sumerios. 

Pues bien, La leyenda cuenta que la Atlántida era una isla de grandes dimensiones, se podría considerar un continente, según algunas hipótesis en el Mediterráneo, en otras versiones en el Océano Atlántico, fue destruida por un terremoto o tsunami que inundó totalmente sus tierras dejándola por siempre sumergida bajo las aguas y olvidada en el pasado. 

Sus habitantes poseían una tecnología y cultura muy superior a la de los contemporáneos de su época y fueron decisivos en los avances de todas las culturas mundiales. Su ubicación les permitía el acceso a culturas tan dispares como la egipcia y la Maya y eran consumados viajeros, dominando con sus barcos todos los mares y océanos del planeta. La similitud entre estructuras arquitectónicas como las piramides Mayas y Egipcias, o el parecido fonético de algunas palabras en culturas separadas por aguas y miles de kilómetros de distancia se deben según los partidarios de la existencia de dicha isla a la influencia que los Atlantes marcaron en culturas de todo el mundo. 

¿Quienes eran estos posibles “otros” habitantes? ¿existían otros continentes a parte de la Atlántida? 

La imagen romántica de una isla fabulosa tragada por el mar, ha significado que su ubicación haya sido buscada desde la época de Platón, aunque nadie está seguro si existió realmente, muchos son los investigadores que la buscaron, una empresa no del todo descabellada, pues al fin y al cabo también la Troya de Homero se creía producto de la fantasía, hasta que el arqueólogo Heinrich Schliemann la descubrió en 1903. 

La ubicación de la Atlántida 

Teniendo en cuenta que muchos hallazgos arqueológicos importantes se hicieron siguiendo los rastros de antiguas leyendas, mucha gente ha buscado interminablemente la ubicación del desaparecido y misterioso continente, aunque existe la posibilidad de que la descripción de la Atlántida haya sido un trabajo de ficción, creado por Platón para permitirle la descripción de un gobierno ideal. 


Favorecida por Poseidón, la tierra insular de Atlántida era abundante en recursos. Había toda clase de minerales, destacando el oricalco, traducible como cobre de montaña, más valioso que el oro para los atlantes y con usos religiosos (actualmente se piensa que debía ser una aleación natural del cobre); grandes bosques que proporcionaban ilimitada madera; numerosos animales, domésticos y salvajes, especialmente elefantes; copiosos y variados alimentos provenientes de la tierra. Tal prosperidad dio a los atlantes el impulso para construir grandes obras. Edificaron, sobre la montaña rodeada de círculos de agua, una espléndida acrópolis plena de notables edificios, entre los que destacaban el Palacio Real y el templo de Poseidón. Construyeron un gran canal, de 50 estadios de longitud, para comunicar la costa con el anillo de agua exterior que rodeaba la metrópolis; y otro menor y cubierto, para conectar el anillo exterior con la ciudadela. Cada viaje hacia la ciudad era vigilado desde puertas y torres, y cada anillo estaba rodeado por un muro. Los muros estaban hechos de roca roja, blanca y negra sacada de los fosos, y recubiertos de latón, estaño y oricalco. Finalmente, cavaron, alrededor de la llanura oblonga, una gigantesca fosa a partir de la cual crearon una red de canales rectos, que irrigaron todo el territorio de la planicie. 

Luego de Platón, las menciones a la Atlántida se esfumaron de la literatura por unos 2.200 años, con la excepción del libro de Francis Bacon The New Atlantis. En 1882 se publicó Atlantis: the Antediluvian World, de Ignatius Donnelly, un político de Minnesota, EEUU, que antes había sido escritor. Donnelly tomó en cuenta seriamente la Atlántida de Platón e intentó dejar establecido que todas las civilizaciones antiguas conocidas descienden de su cultura, que por las fechas manejadas se remontaría al Neolítico. 

Escritores esotéricos posteriores, como Helena Blavatsky y Edgar Cayce, propusieron que la Atlántida era un lugar donde los espíritus se encarnaban en cuerpos humanos. Cayce agregó que los Atlantes poseían barcos y naves aéreas que se movían impulsados por la energía de un misterioso cristal. 

Se dice que la Atlántida estaba en guerra en el momento de la destrucción, una situación que podría corresponderse con la llamada invasión de “Pueblos del Mar” en Egipto. Recordemos que como se ha dicho, los atlantes eran guerreros y conquistadores de otras tierras. 

Hace poco tiempo, el geógrafo y cartógrafo inglés James. M. Allen ha lanzado una impactante teoría nueva sobre la ubicación de la Atlántida. Basado en los relatos de Platón sobre esta cultura y continente perdidos, Allen argumenta que Platón estaba hablando del Altiplano central de los Andes, ubicado en Bolivia. 

Allen realizó un estudio de los antiguos sistemas de medidas usados en los libros de Platón y afirma que esa región rodeada por montañas y atravesada por un canal que conectaba con el mar, actualmente seco, estaría en realidad en Bolivia. Muchas de las investigaciones de Allen fueron realizadas en la región de Pampa Aullagas y el lago Poopó, en el Departamento de Oruro, a unos 350 km al norte de La Quiaca, la ciudad argentina ubicada más al norte, en la provincia de Jujuy. 

La teoría se apoya en varias fuentes y resultados de investigaciones respecto a la formación mineralógica de las montañas que rodean al Altiplano, así como también en resultados de la expedición Akakor realizada en el fondo del lago Titicaca en 1999. La cantidad de coincidencias con el texto de Platón es asombrosa. Otra evidencia que cita Allen es la mención que hace Platón de una aleación de oro y cobre llamada orichalcum, que sólo se halla en los Andes. 

Allen afirma que el actual Altiplano boliviano habría estado rodeado de mar en la época de la Atlántida y para lo cual presenta muchas evidencias de restos paleontológicos y arqueológicos encontrados en los Andes en los últimos años. 

El libro “La Atlántida: La Solución: Los Andes“, de Allen, describe los antecedentes de estas teorías y otras conjeturas que ha revelado su —en caso de confirmarse— formidable descubrimiento. 

Desde nuestro humilde punto de vista, pensamos que el Sr. Allen realmente estaba hablando de Mu como iremos evidenciando en párrafos siguientes. 

Se dice que los reinos de la Atlántida formaban una confederación gobernada a través de leyes, las cuales se encontraban escritas en una columna de oricalco, en el Templo de Poseidón. Las principales leyes eran aquellas que disponían que los distintos reyes debían ayudarse mutuamente, no atacarse unos a otros y tomar las decisiones concernientes a la guerra, y otras actividades comunes, por consenso y bajo la dirección de la estirpe de Atlas. 

La justicia y la virtud eran propios del gobierno de la Atlántida, pero cuando la naturaleza divina de los reyes descendientes de Poseidón se vio disminuida, la soberbia y las ansias de dominación se volvieron características de los atlantes. Según el Timeo, comenzaron una política de expansión que los llevó a controlar los pueblos de Libia (entendida tradicionalmente como el norte de África) hasta Egipto y de Europa, hasta Tirrenia (entendida tradicionalmente como Italia). Cuando trataron de someter a Grecia y Egipto, fueron derrotados por los atenienses. 

El Critias señala que los dioses decidieron castigar a los atlantes por su soberbia, pero el relato se interrumpe en el momento en que Zeus y los demás dioses se reúnen para determinar la sanción, “en un día y una noche terribles“, según señala el diálogo en Timeo. En las antiguas escrituras Sumerias se menciona un pasaje similar, en donde los dioses se reúnen para determinar la sanción que se le impondrá a los humanos, según las traducciones sumerias, ese es el momento preciso en donde se da el diluvio universal. ¿Simple casualidad? 

Posterior al hundimiento de la Atlántida, se dice que algunos sobrevivientes lograron llegar a territorio americano, entre esos “dioses barbados de piel blanca” se menciona al dios Maya Kukulcán, la serpiente emplumada. 

Lemuria y Mu: 

Han existido algunas teorías de estos dos continentes, pero en muchas ocasiones ha habido confusión (me incluyo), vamos a tratar de dilucidar este tema basándonos en resientes investigaciones. 

Mu es el nombre de un continente o grupo de islas mitológicas que, según algunas creencias, habría existido y desaparecido en el océano Pacífico, relacionado a menudo o confundido con la Atlántida y también con Lemuria. Se cree que constituiría un gigantesco continente, anterior a África y que habría sido destruido por alguna catástrofe natural. 

Entre las hipótesis de los partidarios que creen que la Atlántida, Lemuria y Mu hayan existido, se piensa que Lemuria estuvo primero y que fue aquí donde comenzó todo. Por su parte, Mu, pudo haber compartido -en algún momento- la misma época de la Atlántida, y posteriormente su mismo destino: la aniquilación. 

El nombre de Lemuria proviene de lémur, animal parecido al mono que vive en África, en el sur de la India y en Malasia. El zoólogo británico P. L. Sclater, que ideó el término Lemuria, aseguró que el extenso continente (ubicado en el océano Índico) se extendía desde Madagascar por el sur de Asia hasta el archipiélago malayo. Era un inmenso hábitat de lémures cuando fue invadido por el mar. Se tiene la creencia de que pudo haber sido un “puente” entre África y Madagascar. 

 

Esta teoría fue confirmada por el hallazgo de animales fósiles semejantes, en zonas tan apartadas como la provincia sudafricana de Natal y el sur de la India. Entre otros evolucionistas del siglo XIX, el británico Thomas Huxley expresó su creencia en Lemuria, y el biólogo alemán Emst Haekel sugirió que el desaparecido continente pudo haber sido «cuna de la humanidad». De este modo surgió la hipótesis de que Lemuria fue sede del Paraíso Terrenal. Haeckel postulaba que la evidencia de la evolución humana se podía encontrar en las Indias Orientales Holandesas, y describió esas teorías con gran detalle, reconociendo que los simios y humanos tenían un origen común, y que debía de haber habido una especie intermedia, y el lugar de su aparición habría sido Lemuria. 

La primera mención conocida de Mu aparece en las obras de Augustus Le Plongeon (1825–1908), un viajero y escritor del siglo XIX, que llevó a cabo investigaciones de las ruinas Mayas, en la península del Yucatán. Anunció que había traducido las antiguas escrituras Mayas, que demostraban que era una civilización más antigua que las de Grecia y Egipto. Además contaba la historia de un continente incluso más antiguo, llamado Mu, que se había hundido de una manera similar a la Atlántida y cuyos sobrevivientes fundaron la civilización Maya. Esta teoría ha venido siendo mucho más apoyada por investigaciones resientes. 

En 1864, el abate Brasseur estaba intentando traducir un códice maya usando un “alfabeto” compilado por el conquistador Diego de Landa. Ahora bien, la escritura maya era algo similar a la japonesa o la egipcia, ya que usaba ideogramas que también tenían valor fonético: por lo tanto carecía de alfabeto. Lo que el español había encontrado era un conjunto de símbolos que, leídos en voz alta, sonaban como las letras del alfabeto latino. Brasseur entendió que el códice narraba una catástrofe volcánica que había destruido un continente entero. Su nombre se expresaba en dos símbolos que correspondían a las letras “M” y “U”. Así nacía Mu. 

Posteriormente otro que propuso la existencia del continente Mu fue el coronel James Churchward, oficial del ejército británico en la India. Todo empezó cuando se hizo amigo de un sumo sacerdote de un templo hindú que tenía en su poder unas tabletas de barro que habían sido guardadas y olvidadas a lo largo de los años por los sacerdotes hindúes. Con el paso del tiempo, Churchward y el sacerdote hindú fueron descifrando la existencia de una civilización madre que había crecido, florecido y repentinamente decaído. Churchward siguió recopilando datos de este enorme rompecabezas cuyo resultado fue una extensa imagen de Mu narrada en el libro Mu el continente perdido. 

Churchward dijo que las grandes civilizaciones de Egipto, Babilonia, Persia, griega, la India y china tenían como origen a Mu o Mukulia. 

Se cree que Churchward encontró el alfabeto de Mu, en donde incluso aparecía representada la esvástica. Se piensa que y de acuerdo a Churchward, Mu tuvo un gran avance tecnológico y social; a esta época se le conoce como el imperio de Mukulia. 

Según los partidarios de la existencia de Mu, las referencias supuestamente encontradas por Churchward sobre una tierra más allá del gran mar oriental, el océano Pacífico, patria de una gran civilización solar, cuna de la antigua cultura del valle del Indo, civilización de la Edad del Bronce que se desarrolló desde 3300 a.E.C. hasta 1300 a.E.C. en el noroeste del subcontinente indio, abarcaba cerca de un centenar de asentamientos y dos ciudades importantes: Harappa y Mohenjo-Daro; esta última muy controversial, aparece mencionada en el poema épico Mahabharata (gran epopeya religiosa, filosófica y mitológica de India), en donde se hace una descripción de una guerra y del uso de un arma mortífera con efectos desbastadores sobre las personas, animales, vegetación, árboles, objetos, agua, etc., algunos estudiosos y eruditos del tema aseveran que los relatos del Mahabharata se referían a guerras nucleares, ya que aparecieron cadáveres presuntamente con niveles de radiación, esta hipótesis podría ser confirmada con los antiguos textos sumerios; en la actualidad algunas expediciones a Mohenjo-Daro han descubierto extensos terrenos vitrificados, como si de una explosión nuclear se tratara, lo más asombroso de esto es que las historias están datadas a más de 4000 años a.E.C. Se piensa que Mohenjo Daro y Harappa eran colonias de sobrevivientes de Lemuria o Mu. 

“Cuando la Estrella de Bal (¿Posible meteorito?) cayó allí donde hoy no hay sino mar, las siete ciudades retemblaron con sus puertas de oro y su templos, elevóse una gran llamarada y las calles se llenaron de espeso humo. Los hombres temblaron de miedo , y un gran gentío se agolpó en los templos y en el palacio del Rey. El Rey dijo: – ¿No os había predicho todo eso? -. Y los hombres y las mujeres , vestidos con sus preciosas ropas, adornados con sus maravillosos collares de pedrerías, le rogaron y le imploraron: – ¡Sálvanos Ra-Mu! – Pero el Rey les profetizó que habían de morir todos con sus esclavos y sus hijos y que de sus cenizas nacería una nueva Raza humana…”. 

Pues bien, este fue un un importante descubrimiento en relación al continente Mu sumado al de Le Plongeon; y la hipótesis de Churchward estaría confirmada ya que los jeroglíficos de la cultura del Indo eran sorprendentemente parecidos a los de la isla de Pascua en las costas chilenas, cercana a la ubicación más conocida de Mu. Pero Churchward no solo encontró las tablillas en la India, también logró encontrar otras en Lhasa, Tibet. 

Según las tablillas, el hombre primitivo apareció en Mu hace dos millones de años y dio origen a una raza muy selecta de 64 millones de individuos. Entonces el continente fue totalmente destruido por una única y violentísima erupción. Hubo, no obstante, algunos supervivientes de los que surgieron las razas que actualmente habitan el globo. Churchward afirmaba que la extensión del continente era de 9.600 por 4.800 kilómetros y su centro estaba próximo al sur del ecuador. 


Se ha dicho que sesenta y tres millones de personas vivieron en el ahora continente perdido de Mu hace 200.000 años. Los hijos de Mu se volvieron las personas más influyentes en la Tierra. Mu tenía un gobierno increíblemente sofisticado, una cultura floreciente y una tecnología científica. Mucha de la civilización lemuriana vivía en casas con techos transparentes. Ellos construían refugios, hacían ropa, comida, y sus propias herramientas. 

Se cree que todas las religiones tienen un origen común en Mu. Hay evidencias de que la religión de Mu data de hace 170.000 años. Churchward explica las afinidades que existen entre las lenguas mayas y griegas. Estas contienen palabras muy similares que provienen de la lengua de Mu. 

Un mapa de Churchward muestra cómo pensaba que los refugiados de Mu se esparcieron después del cataclismo a través de Sudamérica, a lo largo de las orillas de la Atlántida y hacia África. 


Churchward viajó también desde la India a Mesopotamia, Siria y Egipto en busca de las evidencias y rastros de las antiguas civilizaciones pre-diluvianas. Tras su pase a la reserva, se estableció definitivamente en Nueva York donde se dedico a viajar por el Oeste de Estados Unidos, Méjico y América Central en busca de esas mismas evidencias que demostraban una línea común en el estilo de esos caracteres arcanos. 

Posteriormente a los trabajos de Churchward, muchos investigadores, arqueólogos y eruditos han encontrado un sin fin de pruebas y hallazgos arqueológicos entre los que se encuentran los 270 caracteres pictográficos figurativos encontrados en multitud de sellos de esteatita durante las excavaciones en las ruinas arqueológicas de las ciudades ribereñas del Indo, situadas en las regiones del Sindh, Lothal y Gujarat. En Mesopotamia (antigua Sumeria), las ruinas arqueológicas de las ciudades antediluvianas de Eridu, El Obeid, Uruk y Djemdet se encuentran estelas con caracteres ideográficos de corte similar a los Indostánicos rescatadas de entre los restos de sus colosales edificios de terrazas y templos. 

Uno de los tantos símbolos encontrados llama la atención: la esvástica. Pero no se trata de los Nazis, estos copiaron el símbolo por alguna razón. Debo aclarar que la Alemania Nazi tuvo un gran interés en temas esotéricos, se podría decir que le dieron la vuelta al mundo en busca de secretos y de la soñada raza aria de Hitler. 

Hasta hace poco podía afirmar “todos los caminos llevan a Sumeria” pero ahora me parece que de Sumeria tendremos que seguir mucho más atrás en el tiempo, a la Atlántida, Mu y Lemuria. 

Algunos símbolos cósmicos aparentemente pueden ser derivados de Mu. La construcción de los montículos servía no solo como hogar sino como una fortificación contra razas salvajes provenientes de los estados del norte. Algunos descubrimientos sugieren el culto a la serpiente. 

La serpiente (reptil) es “adorada” y/o mencionada en muchas de nuestras culturas, como la Maya, la Egipcia, la Sumeria, el Génesis Bíblico y como no, también por los Atlantes y Murianos; pero ¿porqué? No quiero entrar en una polémica conspirativa al estilo de David Icke, pero si hay algo que se repite es que la adoración al “reptil” ha formado parte de nuestra cultura desde que tenemos historia, pero ¿por qué? 

El culto a la serpiente tiene una connotación con los hombres serpientes. Los hombres serpientes eran seres dotados de gran sabiduría y según los descubrimientos de las creencias de las naciones antiguas estos seres dotados de gran sabiduría eran provenientes del cielo según las creencias de estos pueblos. 

William Niven (mineralogista y arqueólogo) encontró unas tablillas con caracteres similares a las de Churchward en Méjico, contando más o menos lo mismo. También se hallarón inscripciones en los monolitos de Tizec y en las Tablas de piedra de Azcopotzalco. Luego se encontrarían caracteres análogos en Glozel en Francia, donde aparecieron dibujos de hombres vestidos y dinosaurios en la prehistoria. 

Se alude a su vez sobre la existencia de una prueba bastante contundente. Parece ser la serie de indicios de una supuesta emigración masiva ocurrida hace miles de años desde la zona este del Pacífico, cerca de la costa sudamericana. 

Estos indicios (que constituían hechos aislados), sugerirían que varias civilizaciones antiguas tendrían un origen común en Mu. Estas son el antiguo Egipto, Asiria, la civilización del valle del Indo, el Perú pre-incaico, la isla de Pascua (posible remanente de Mu), y en menor medida, las culturas pre-mayas. Compartirían similitudes artísticas, arquitectónicas y lingüísticas (todas ellas utilizaban un sistema de escritura jeroglífica), creencias comunes (de tipo solar), y Egipto, Asiria y los nativos pascuenses conservarían una leyenda bastante similar: en Egipto y Asiria se trataba del mito originario de La Atlántida, y en la isla de Pascua existe la memoria de una antigua patria llamada Hiva, que se hundió por un cataclismo. 

El testimonio de los aymaras de Perú y Bolivia constituye otra evidencia de esta memoria común, ya que también hacen referencia a esta tierra perdida y en la misma ubicación, aunque en este caso la isla-continente se llama Atl-Antis (tierra antigua), de cuyo nombre no puede negarse el enorme parecido con Atlántida. Lo cual no tiene sentido, ya que como se cree Mu y la Atlántida son dos continentes distintos ¿será posible?. Los defensores de esta teoría también afirman que más al sur del continente americano, las leyendas sobre la desaparecida tierra ancestral se realzan en la mitología del pueblo indígena mapuche, del sur de Chile y la Patagonia Argentina, quienes incluso mencionarían ser descendientes de una raza venida de una tierra tragada por las aguas, la cual justamente según su historia llevaría el nombre de Mu. 

Las antiguas historias contadas hasta hoy por los Indios Hopi (actualmente apostados en la reserva federal de Arizona) cuentan también la historia de un continente tragado por las aguas al que ellos llamaban Kasskara. 

Los antiguos texos de los indios Hopi rezan: “Has visto, dijo Sotuknang, He borrado hasta las huellas de donde han venido. Debajo de las profundidades del mar yacen todas aquellas orgullosas ciudades, los patuwvotas (platos volantes), los tesoros y la gente corrompida por la maldad que no tuvieron tiempo para cantar sus plegarias al Creador desde la cima de las montañas. Pero llegará el día, si conservan su memoria y el significado de su Surgimiento, en que ese sendero (las islas) que atravesaron para llegar hasta aquí vuelvan a emerger para así ustedes poder probar la veracidad de su historia“ 

 
A la izquierda el guardián barbado de la Isla de Pascua. A la derecha, una escultura de Tiahuanaco 

Según los Hopi, los sobrevivientes de este continente fueron “ayudados” a trasladarse al continente americano por “escudos-platos volantes” y “pájaros de fuego” que eran los “medios de transporte” de los dioses a los que ellos llamaban Katchinas (venerable, juez o sabio). Los Hopi dicen más específicamente que la parte del continente americano a donde migraron los sobrevivientes era llamada Tautoma, que de acuerdo al investigador Andreas Faber-Kaiser pudo haberse tratado de Tiahuanaco en Bolivia, donde se encuentra el lago Titicaca. Según la historia, el primer colono de esta zona fue Huyustus, quien fue un hombre barbado de piel blanca . La leyenda cuenta que de él desciende Manco Cápac, el primer inca del Cusco. Otras regiones a donde posiblemente fueron emigrando los sobrevivientes de Kasskara (según el relato de los Hopi) fueron el Monte Shasta en California y Palenque. 

“De acuerdo con la tradición hopi, la historia de la humanidad está dividida en períodos que ellos denominan «mundos», los cuales están separados entre sí por terribles catástrofes naturales: el primer mundo sucumbió por el fuego, el segundo por el hielo y el tercero, por el agua. Actualmente viviríamos en el cuarto mundo. Y en total, la humanidad deberá recorrer siete. No siendo comprobables históricamente los dos primeros mundos hopi, la memoria tribal de ellos se remonta a la época del tercer mundo, cuyo nombre era Kasskara. Este era el nombre, en realidad, de un inmenso continente situado en el actual emplazamiento del océano Pacífico. Pero Kasskara no era la única tierra habitada. Existía también el «país del Este». Y los habitantes de este país tenían el mismo origen que los de Kasskara. 

…los Katchinas ayudaron a los elegidos a trasladarse a nuevas tierras. Este hecho marcó el fin del tercer mundo y el comienzo del cuarto. Es preciso aclarar que, desde el primer mundo, los humanos estaban en contacto con los Katchinas, palabra que puede traducirse por «venerables sabios». Se trataba de seres visibles, de apariencia humana, que nunca fueron tomados por dioses sino solamente como seres de conocimientos y potencial superiores a los del ser humano. Eran capaces de trasladarse por el aire a velocidades gigantescas, y de aterrizar en cualquier lugar. Dado que se trataba de seres corpóreos, precisaban para estos desplazamientos unos artefactos voladores, unos «escudos voladores» —al igual que en las crónicas romanas, al igual que en las crónicas de Carlomagno— que recibían diversos nombres“ 

Kasskara and the seven worlds, Joseph Blumrich (Ingeniero de la NASA), 1985 

Por lo menos interesantes las palabras de Joseph Blumrich acerca de la posible existencia de al menos 2 continentes, el primero Kasskara y el segundo, al que denomina país del este, en donde la tradición Hopi nos habla de los guerreros y conquistadores de tierras (recordando a la isla de Platón); ¿será posible entonces, que esté hablando de Mu y la Atlántida? Sea como fuese, este es otro dato importante que apunta -nuevamente- a la posibilidad de dos continentes antediluvianos, y que sus pobladores venían de tierras que existieron hace millones de años, que de acuerdo a los estudiosos del tema pudiese ser Lemuria. 

Blumrich nació en Austria y formó parte del ejército Alemán en la segunda guerra mundial. Obtuvo un título de ingeniero aeronáutico en la Ingenieur Schule de Weimar, Alemania. Para finales de los años 60 emigró a EEUU en donde comenzaría a trabajar para el Marshall Space Flight Center de la NASA hasta su retiro en el 74. 

A parte de su libro sobre Kasskara, también escribió otra obra titulada The Spaceships of Ezekiel en donde especula acerca de la posibilidad de que las visiones bíblicas del profeta Ezequiel tengan que ver con naves espaciales o dioses de otros mundos. Curiosamente, Blumrich inició su investigación con la intención de refutar las teorías de Erich von Däniken, sin embargo, al final terminó convenido de que lo relatado por Ezequiel sobre las visiones de dios, los “ángeles” y las “ruedas de fuego voladoras” concuerdan más con la posibilidad de seres provenientes de algún rincón de la galaxia. Temeraria afirmación sin duda, pero para nada descabellada. 

Aquí debemos recapitular en algo, y es que hasta ahora se ha hablado de Mu y Lemuria, pero ¿no es lo mismo? Aparentemente no! La localización exacta de Lemuria varía con autores e investigadores diferentes, aunque es parte de los misterios de la región pacífica fluyendo hacia el continente americano, así como la Atlántida está ligada a las áreas de tierra del Atlántico que se extienden al Mar Mediterráneo. 

Se supone que Mu estaba situado en el océano Pacífico y que su tamaño doblaba el de Australia. La leyenda afirma que Lemuria ocupaba la mayor parte del océano Índico y unía África con Oceanía. Hay varias fechas para la línea de tiempo lemuriana, algunas colocándola hace millones de años, mientras que otros definen la era lemuriana aproximadamente de 75.000 a 20,000 a.E.C, antes de los atlantes. Otros especulan que la Atlántida y Lemuria co-existieron por miles de años. 

En un intento de simplificar las “posibles” teorías, se podría decir que primero estuvo habitada Lemuria, en donde comenzaría la raza humana, y que posteriormente habría enfrentado una violenta destrucción. Luego estaría la Atlántida, de la que se dice que sus habitantes eran “gigantes” guerreros y que por su afán de conquista y su arrogancia, finalmente fueron destruidos, y que como bien apunta Platón, estos habrían perdido sus últimas batallas y luego perecieron ante una catástrofe-inundación. Por otro lado tenemos a Mu, que pasó a ser la “cuna” para la primera civilización humana de nuestra actualidad. Esta también sería arrasada por algún evento cataclísmico. 

Como se dijo al inicio del artículo, se ha hablado de un posible cuarto continente o asentamiento, que sería motivo de estudio en la Alemania nazi: la Hiperbórea (“más allá del norte“). Se cuenta que estaba ubicada al extremo norte de Europa y Groenlandia, algo que era continuamente mencionado en las enseñanzas de la sociedad Thule. El filósofo griego Sileno decía que su propia gente estuvo en algún momento en contacto con “personas más allá del mar” y que eran gigantes inmortales, de piel blanca y ojos claros. 

Conclusiones 

Es posible que continentes como Lemuria, Mu y la Atlántida hayan existido, existen numerosos relatos que hablan de lo mismo, pero, ¿dónde quedaron los restos de estas tierras? ¿qué evento (o una serie de ellos) de tal magnitud fue capaz de borrar a un continente entero en solo una noche como relata Platón? Hasta ahora existen algunas hipótesis, y vamos a tratar de resumirlas en tres: 

En la primera hipótesis que se plantea se habla de un impacto de algún cuerpo celeste, que de acuerdo a las investigaciones se dice que hace muchos años existía entre marte y júpiter un planeta (conocido por algunos como Tiamat, Maldek o Faetón) pero que en algún momento y por alguna razón fue destruido y solo quedaron sus fragmentos, lo que hoy sería el cinturón de asteroides (que fue descubierto tras el hallazgo de Ceres por Giuseppe Piazzi), relato que aparece en el Enuma Elish, teoría también apoyada por Leonard William King (véase la historia secreta de los Sumerios). Entre los miles de fragmentos que quedaron se ha hablado de dos de tamaño considerable que posteriormente fueron atrapados por la gravedad de la tierra, estos permanecieron orbitando a la tierra junto a la luna por un período que se desconoce. En algún momento estos se precipitaron y cayeron a la tierra; el primero habría caído en el océano atlántico destruyendo a la Atlántida de Platón y formando la fosa de Puerto Rico con 8,605 m de profundidad (ubicación actual del triángulo de las Bermudas). El segundo habría hecho impacto en el océano pacífico creando la fosa de las Marianas o abismo Challenger con 11.034 m de profundidad (ubicación actual del triángulo del dragón) destruyendo a Mu. En ambas ubicaciones se han registrado anomalías, variaciones en el campo magnético (declinación magnética) que interfieren los instrumentos de navegación y desapariciones de una larga lista de barcos y aviones. 

La segunda hipótesis que se ha manejado es la que apunta al último período glacial, factor que marcaría la desaparición de la Atlántida y Mu. Vale decir que estaríamos hablando de una gran cadena de consecuencias climáticas extremas (inundaciones, actividad volcánica, olas de frío, movimientos sísmicos, tsunamis) que se pudieron desatar en un período de años. Charles Darwin anotó en sus diarios que pudo haber existido una extinción masiva entre el 15,000 a.E.C. y el 8,000 a.E.C, dato que coincide con esta segunda hipótesis, y razón además, que bien podría apoyar una teoría por lo menos audaz que plantea la posibilidad de que los sobrevivientes de ambos continentes hayan buscado refugio en el interior de la tierra, de ahí la cantidad de cuevas que han sido descubiertas a lo largo de los años como por ejemplo, la cueva de los Tayos en Ecuador o la intrincada ramificación de cuevas y túneles en la Antártida. 

Seguramente continentes ahora separados por miles de kilómetros estuvieron una vez juntos. Ello explica que en partes diferentes del globo aparezcan plantas y animales de la misma especie. Hoy se sabe que los continentes actuales se han disgregado de una primitiva masa única. Pero el fenómeno se produjo mucho antes de la aparición del hombre. Este fenómeno es la teoría de la “deriva de los continentes”, del geólogo Alfred Wegener, la cual plantea, a grandes rasgos, que los continentes estaban unidos en una sola masa de tierra llamada Pangea, la que, con el paso de los años, fue desmembrándose en fragmentos más pequeños que a veces se hundían en el océano para no surgir nunca más. Así se explica el hecho de que, si bien los continentes parecen encajar unos con otros, hay partes en que parece faltar un pedazo para completar el rompecabezas. Y los estudiosos de las “piezas perdidas” afirman que éstas serían Lemuria, Mu y la Atlántida. 

Es evidente que diferentes culturas al rededor del mundo, distanciadas geográficamente y en diferentes épocas compartieron costumbres similares, métodos de construcción casi idénticos, así que no parece descabellado pensar que todo estos tuvo una única fuente, un punto de partida o cultura madre que pudo haber influenciado a las civilizaciones que le siguieron. Todo parece apuntar que el tan mencionado diluvio ocurrido hace unos 12.000 años tuvo algo que ver en la desaparición de estas últimas civilizaciones. 

Y para finalizar, con la tercera y última hipótesis que presentaremos hasta ahora, será planteada más a modo de recapitulación y preguntas. Hablamos de posibles continentes hoy desaparecidos, rastros de evidencia y relatos fragmentados por el mundo; la posibilidad de que toda civilización anterior a la nuestra haya tenido una misma fuente y punto de partida como así lo sugieren las investigaciones hechas…y aquí dejamos algunas interrogantes un tanto audaces a la interpretación de cada uno: ¿podríamos pensar que no eran varios “continentes” de los que se ha hablado sino uno solo? ¿podría ser plausible la idea de que éste “continente” no fuera un espacio de tierra permanente? ¿será posible que estos dioses de nuestra antigüedad (sabios barbados, altos, de piel blanca y mortales guerreros como se les describe en diferentes culturas) sean simplemente un mismo grupo de dioses? ¿sería muy descabellado sugerir que no estamos hablando de un espacio de tierra propiamente dicho sino de algún “aparato” con la capacidad de cambiar de ubicación geográfica donde estos dioses residían? 

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