miércoles, 22 de junio de 2016

PAREJAS KÁRMICAS


El karma se refiere a los aprendizajes que tenemos que realizar como seres humanos, a través del dolor. El karma se desarrolla cuando nuestra vida se manifiesta en el plano de la tercera dimensión y nuestra consciencia no permite un desarrollo más elevado. El karma habita en un terreno propicio:

La adicción al sufrimiento (sentirnos víctimas). Algunas de las circunstancias que viven las parejas kármica tienen relación con la violencia física o psicológica, los triángulos amorosos, abusos de poder o relaciones de víctima/victimario. Estas relaciones están destinadas a crecer y evolucionar a través de muchas heridas y sufrimiento que posteriormente tendrán que sanar antes de tocar la Luz. Una parte es el espejo del otro.


Una relación kármica, refleja más que nada nuestra relación con nosotros mismos, para poder liberarla, antes tenemos que transformar el concepto que tenemos de nosotros mismos y crear amor hacia nosotros, para que de esa forma, pueda crearse una relación que pueda reflejarnos una mejor imagen de nuestra relación.

Una pareja kármica se relaciona a través de sus vacíos, buscando nutrirse de la energía del otro.
Cuando creamos relaciones partiendo de nuestros vacíos, lo hacemos carentes de energía propia, no tenemos nada que compartir, pues nada tenemos internamente, de esa manera, solo surge el egoísmo, pues para llenar nuestros vacíos responsabilizamos a nuestra pareja de nuestro bienestar, nuestra felicidad y hasta de nuestro sustento, delegando en ella, la responsabilidad que nos corresponde, le exigimos a otra persona, lo que no nos atrevemos a darnos a nosotros mismos. Cuando nos manifestamos a través del egoísmo, entonces nos estamos nutriendo de los demás, cada "si" de nuestra pareja, nos nutrirá de energía y cada "no" nos desvitalizará, partiendo de este esquema, surgirá entonces la necesidad de controlar buscando que solo se haga lo que queremos y con esto sentirnos bien, anulando con esto, la naturaleza y verdadera esencia de las personas que nos acompañan, anulando su identidad y viceversa, pues en la medida en que atamos nos atan y en la medida en que nos nutrimos de otros, se nutren de nosotros, de esta forma, creamos ataduras tan grandes y vacíos tan dolorosos, que resulta difícil avanzar. El amor, en la vieja energía, se manifiesta únicamente a través de sentimientos y emociones, siendo esta forma totalmente limitada, pues los sentimientos y emociones varían siempre. Así como la alegría y la tristeza no permanecen en nosotros siempre, de igual forma, el sentimiento del amor, no puede permanecer con nosotros por un tiempo prolongado. Los sentimientos cambian continuamente y desde este punto, es frágil fundamentar el amor. El amor basado en sentimientos y emociones, no es un amor de compromiso y responsabilidad, es un amor de dependencia y control, un amor que condiciona todo y juzga lo que no responde a sus expectativas.

El amor en la nueva vibración se manifiesta a través de la UNIÓN DE ENTEROS dispuestos a COMPARTIR. Busca la unión de complementos "El otro sabe, lo que yo no sé" por lo tanto, no se busca controlar ni cambiar a la persona, sino respetar su identidad y forma de expresión, pues de ambas diferencias, surge la Unidad.

AUTOR: Eva Lunella

http://www.evalunella.es/

martes, 21 de junio de 2016

PLANTAS SAGRADAS, PLANTAS DE PODER

En el mundo indígena americano, la ingesta de ciertas plantas en contextos de ceremonias dirigidas por chamanes y con estrictos fines medicinales, produce estados ampliados de consciencia que permiten tanto al chamán como al paciente encarar juntos el proceso de curación. Son las llamadas plantas sagradas.


Las más conocidas son la ayahuasca; el cebil; el san pedro o wachuma; el toé o floripondio; el chamico; el canelo; la epena y la coca (Sudamérica); el peyote y los hongos psilocibios (Norteamérica y Mesoamérica) y el tabaco (en todo el continente).

Estas plantas, cuyo uso es de una antigüedad milenaria, se distinguen de las otras plantas medicinales porque permiten alcanzar aquellos estados que permiten el viaje a otros planos y/o dimensiones de la realidad, ese mundo invisible que está poblado por espíritus, seres, entidades y fenómenos que están más allá de la realidad ordinaria. 

Es que la idea de realidad que da sustento a las cosmovisiones de los pueblos indígenas, es más compleja y múltiple que aquella en la que nosotros, occidentales, fuimos enseñados y acostumbrados a entender como la única posible.

La ingesta ceremonial y ritual de estos vegetales posibilita tanto al chamán como al paciente tomar contacto con el mundo invisible y los seres y situaciones que en él habitan; en el caso particular del chamán se agrega la capacidad para viajar por esos mundos y tomar de ellos los poderes, la información y las claves que necesitará – una vez de regreso- en el proceso de diagnóstico y curación de la enfermedad.

Una de las máximas habilidades del chamán es precisamente la de regresar, porque no sólo es importante transitar por las otras realidades, sino el saber regresar desde ellas a este mundo. 

El descubrimiento de estas poderosas plantas por parte de Occidente, así como el sentido de su utilización y su eficacia como parte sustantiva de la medicina indígena, puso en evidencia la existencia de otras formas de sabiduría y de conocimiento, insertas en los contextos más amplios de las complejas cosmovisiones originarias.

Cuando decimos la existencia de otras formas de conocimiento, nos referimos a que tenemos que hacer el esfuerzo de dejar de lado los parámetros de nuestros modelos cognitivos o las leyes de la ciencia occidental con que habitualmente nos movemos y tratar en cambio de entender que existen otras maneras diferentes de concebir el mundo, la vida y el universo y que esas maneras pueden ser tan valiosas como las nuestras.

Tal es lo que sucede con las cosmovisiones indígenas.

Hoja de Coca

Es en este marco de análisis que desde hace ya muchos años he dejado de utilizar el término alucinógeno para definir a estas plantas.

Lamentablemente ese término aún se sigue utilizando en ciertos círculos académicos y, a mi entender, en forma equivocada ya que confunde “la connotación patológica que tiene con el sentido espiritual, ceremonial y curativo que, por el contrario, el uso de estos vegetales tiene entre los indígenas”. (Martínez Sarasola 2010:146; ver también Llamazares y Martínez Sarasola 2004: 260). 

Me parece importante en esta dirección reafirmar la utilización de la expresión “plantas sagradas” (de uso extendido en el mundo indígena), así como también “plantas psicoactivas” (que actúan sobre la psique), “plantas maestras” (porque ellas enseñan) o “enteógenos”.

Este último vocablo, muy utilizado en los últimos años, fue creado en 1979 por Gordon Wasson, Carl Ruck, Jeremy Bigwood, Dany Staples y Johnattan Ott para reemplazar precisamente al cuestionado “alucinógeno”; “enteógeno” significa “que genera a Dios en nuestro interior” y creo que es un término que transmite con bastante precisión el sentido y función de estos vegetales.

Este último aspecto, el de ser instrumentos de comunicación con los planos sagrados, es más que importante porque completa el profundo sentido que ellas tienen para las concepciones indígenas y chamánicas al generar la posibilidad del contacto directo y personal de las personas con lo sagrado, con la divinidad.

Y esta conexión espiritual cobra una relevancia aún mayor porque para los pueblos originarios el concepto de salud tiene que ver precisamente con el estar en equilibrio espiritual, mientras que por el contrario, la enfermedad es producto de un desequilibrio del espíritu.

La función del chamán es colocar al paciente, restaurar su equilibrio, devolverlo a su eje, ese que conecta firmemente a la persona con la Tierra y el Cielo.

Todo este extraordinario y ancestral conocimiento se transmite de generación en generación y “con las restricciones propias de los saberes reservados” (Llamazares y Martinez Sarasola 2004), debiendo el chamán mantener a lo largo de su vida una disciplina casi ejemplar, detalladamente pautada, lo que le permitirá ejercer su oficio en el marco de la seriedad y el respeto que la cosmovisión y las plantas requieren.

Hay que tener siempre presente que, para la concepción chamánica, la planta sagrada es un ser vivo que durante la ceremonia ingresa en el cuerpo del paciente.

Una vez allí, el espíritu de la planta dialogará con el espíritu de esa persona, acción que será guiada por el chamán, con sus cánticos, tambores, sonajas, el humo del tabaco y/o alguna de las distintas técnicas extáticas que le ayudarán en la curación.

Todo este delicado proceso, en que dos espíritus de distintas especies interactúan para la curación, es parte central de estas ceremonias, denotando una vez más “lo serio de esta cuestiones” como los mismos indígenas definen a ciertos temas centrales de sus culturas.

Ayahuasca

En los últimos años, las plantas sagradas han salido de sus lugares de origen y están “viajando” por distintas partes del mundo, muchas veces de la mano de chamanes que convidan en ceremonias ecuménicas a personas de distintos orígenes.

También muchas de estas personas han accedido a estas experiencias en el propio ámbito de los indígenas.

En muchas ocasiones estas sesiones tienen el sentido curativo, medicinal y trascendente que explicamos anteriormente, pero en otros casos se realizan por el mero hecho de experimentar o con fines puramente recreativos.

En muchos casos también estos encuentros son guiados por personas no capacitadas y, por lo tanto, que no están en condiciones de llevar adelante los mismos y menos aún implementar fines medicinales.

Creo que estos conocimientos, tan antiguos como valiosos, hoy se están abriendo a muchas personas más allá de las fronteras del mundo indígena e incluso posibilitando el desarrollo de muy destacados proyectos vinculados con la salud.

Es auspicioso que estos conocimientos puedan extenderse a cada vez más personas, pero es clave también que ello se haga atendiendo a los marcos ceremoniales y rituales que constituyen una complementariedad ineludible.

Tener en cuenta estos marcos; contar con la guía de chamanes reconocidos y/o personas de conocimiento debidamente capacitadas y autorizadas y, muy especialmente, no olvidar el sentido profundamente espiritual de estas experiencias son algunos de los aspectos a considerar para que los procesos curativos con esta otra medicina, sean cuidados, efectivos y respetuosos.

FUENTE: Ecoportal

Para más información visita: http://www.ecoportal.net/

lunes, 20 de junio de 2016

EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE (E.C.M)


La muerte sigue siendo un hecho al que la ciencia no puede acceder, ya que supone el final de la comunicación con el mundo tal y cómo la conocemos. Una de las formas que se han usado para la investigación, más o menos seria es el análisis de las experiencias de las personas que han estado biológicamente muy cercanas a la muerte. Encontramos que personas que no se conocían entre ellas, de lugares muy lejanos, hablan de la misma manera cuando se les consulta al respecto. Hay muchas coincidencias en sus palabras, sin importar dónde vivan, cuál es su religión, profesión, edad o nivel cultural.

Uno de los primeros relatos serios fue el del psiquiatra norteamericano, Raymond Moody, autor en 1975 el libro “Vida después de la Vida”. Se vio impulsado a escribirlo después de escuchar al Dr. George Ritchie (al cual dedica su libro), su vivencia durante la guerra. Este libro animó a numerosos médicos, psiquiatras y científicos a estudiar los fenómenos de E.C.M. Estableciendo diversos estudios en cientos de pacientes, especialmente en las universidades norteamericanas.

La fenomenología a la que se refieren los expertos consiste, en primer lugar, en el hecho de que las personas sufren lo que se conoce como una “casi muerte”, es decir, que padecen de todos los condicionantes físicos y clínicos del fallecimiento, pero que no se termina de consumar. Un caso típico, en referencia a esta descripción, es la persona que sufrió un accidente en la carretera y que parece que ha fallecido, al menos clínicamente hablando;también es frecuente en los pacientes que sufren un infarto y por unos instantes no muestra signos vitales. Hay muchísimos casos más, pero estos son los más destacados y repetidos.

Una E.C.M. (Experiencia Cercana a la Muerte) bastante compartida tendría más o menos el siguiente relato: cuando se han dado las circunstancias del accidente, paro cardíaco o cualquier otra razón, las personas que lo rodean (médicos, conocidos, etc) intentan al instante recuperar sus signos vitales, tanto en el caso de estar en un hospital (recinto cerrado) como en la calle (abierto). A su alrededor se presenta, como una película u obra de teatro, una escena dramática donde todos intentan ayudar desesperadamente, hay llantos, gritos, lamentos, etc. Todos están pendientes de reanimarlo, pero mientras esto sucede, el contacto con la muerte ha comenzado.

Esta persona no comprende lo que ocurre, de repente, va “saliendo” de su cuerpo y se sitúa por encima de la escena. Mira para abajo y se ve a si mismo rodeado de gente intentando recuperarlo. Todo parece ser inútil, de a poco comienza a entender que está muerto, lo mismo que los que lo rodean, ya se empiezan a apartar. Hay muchos casos en los que están internados y el electroencefalograma (E.E.G) tiene una línea recta. Todos son señales del deceso.

El recientemente fallecido desea consolarlos, decirles que está bien, con ellos pero no lo logra. Se siente bien, sin dolores y asombrado, no puede caer en la cuenta de que está muerto. Sin embargo, siente una gran fuerza como si lo tiraran para atrás. Nota que su “esencia” o “espíritu” es atraído hacia un túnel oscuro e inmenso, cuyo final tiene una luz que cada vez es más grande. Durante el trayecto, presiente que algo o alguien lo está observando y le ofrece tranquilidad y paz.

La luz es cada vez más grande y cercana, la persona está muy bien, calmada, pero a la vez ansiosa por saber qué va a ocurrir. Cuando llega al final, encuentra un lugar que podríamos a semejar a la descripción del cielo bíblico, donde existe la sensación de luz, amor y alegría.

Como si estuviera en el cine, le proyectan una película con toda su vida, las imágenes más importantes desde que nació, sus recuerdos, etc. Pareciera que se está juzgando a si mismo, porque hay acciones buenas y otras no tanto. En cuestión de segundos, todo, absolutamente todo lo que ha hecho en su vida, hasta lo más banal e insignificante aparece por delante de sus ojos en esa pantalla. Se da cuenta que aquellas acciones que no consideró dignas de observar eran más importantes de lo que creía, hubiera sido beneficioso revisarlas. Es una especie de auto examen interior, que sirven para sacar propias conclusiones de cómo fue la vida.

Siente la presencia de algo superior que lo vuelve a tirar para atrás, muy suavemente, justo cuando comenzaba a sentirse a gusto en ese lugar, más liberado y sereno. Intenta luchar para quedarse, pero no lo consigue, vuelve otra vez al túnel. En ese momento es cuando se da cuenta que no ha llegado su momento de morir, que por algún “error” divino su vida debe continuar en la tierra. Y que esta será una experiencia que le permitirá cambiar en muchos aspectos: ahora dirá perdón, te quiero, gracias más a menudo.

Desanda el camino por el túnel, observando cómo regresa al lugar de donde partió, donde había dejado su cuerpo físico y se va proyectando hacia su interior. Allí es cuando despierta y provoca la sorpresa en los médicos y los familiares. Todos los que están cerca no lo pueden creer, están maravillados y asombrados. Las funciones vitales vuelven de a poco a su cuerpo y la felicidad inunda el lugar.