Siempre he pensado que nuestro instinto es sabio consejero y que si estamos en conexión con él, entenderemos mejor nuestro cuerpo, aprenderemos a escucharle con atención, a cuidarlo y respetarlo como se merece.
El instinto nos empuja a hacer cosas como tumbarnos al sol para sentir sus rayos en nuestra piel, disfrutando de una cálida sensación de placer mientras producimos vitamina D. El instinto nos hace respirar profundamente cuando estamos a una elevada altitud en la montaña, llenando bien los pulmones para que éstos reciban más oxígeno. Nos hace abrigarnos cuando tenemos frío o beber cuando tenemos sed.
El instinto es una guía perfecta de aprendizaje y de la que día a día, por nuestro estilo de vida actual, estamos más desconectados. Esto es debido a que la mayoría de nosotros vivimos alejados del entorno fisiológico del que venimos, nos hallamos afinados en las ciudades, rodeados de agentes contaminantes, ruidos, humo, ondas electromagnéticas… y muchos otros factores que nos desequilibran y alteran nuestros bio-ritmos naturales.
Una de las cosas que seguro que, igual que yo, muchos haréis también por instinto es caminar descalzo por la arena o la hierba cuando tenéis ocasión. Qué sensación tan agradable, verdad? Qué reconfortante es tocar la tierra húmeda, las hojas secas o la hierba mullida con la planta de los pies!
¿Y si te dijera que además de ser agradable, sus beneficios trascienden el mero placer y tienen un relevante impacto en la salud?
Sí, lo que estás haciendo es una actividad conocida como GROUNDING (también se le llama earthing) y tiene unas maravillosas propiedades sanadoras para el organismo.
Y ¿Cómo puede ser?
Partimos de la base de que el ser humano es electromagnético y que para estar sano, necesita establecer una conductividad adecuada y equilibrada.
Lo que sucede es que cuanto más nos desvinculamos de nuestro medio natural y más tiempo pasamos en lugares rodeados de aparatos electrónicos (en especial los inalámbricos) más carga positiva absorbemos derivada de los campos electromagnéticos que éstos generan, deteriorando nuestra salud y dando lugar a multitud de síntomas como dolor de cabeza, cansancio, dolores articulares y musculares, insomnio y un largo etcétera.
Sin embargo, estas cargas positivas que absorbemos y que generan oxidación en nuestras células y tejidos se pueden contrarrestar fácilmente neutralizando los radicales libres con la práctica regular del grounding.
¿Cómo funciona?
Alguna vez te ha sucedido que al tocar otra persona o al abrir una puerta te ha dado una pequeña descarga? Esta descarga electrostática es síntoma de que estás sobre cargado de energía estática por falta de contacto con la tierra. Si estas descargas son capaces de dañar pequeños aparatos electrónicos, y el cuerpo humano es eléctrico, evidentemente nos afectan también a nosotros.
La superficie de la tierra es electrónicamente conductiva y ésta mantiene su carga negativa continuamente gracias a varios factores atmosféricos como por ejemplo los 8.640.000 de rayos que la sacuden a diario.
La superficie de la tierra está cargada eléctricamente y además es conductora. Así pues, cuando caminamos descalzos nuestro cuerpo se descarga de la energía electrostática acumulada y absorbe los electrones cargados negativamente. Esto se traduce en que al absorber la energía de la tierra, alcalinizamos nuestro organismo recargándolo de electrones y aumentamos nuestra capacidad antioxidante para neutralizar los radicales libres. Es relevante mencionar que todos los virus, y patógenos contienen una carga positiva.
Según el Dr. Oschman, investigador experto en biología celular, biofísica y fisiología y reconocida autoridad en medicina bioenergética “Nuestra piel es un excelente conductor. Podemos conectar cualquier parte de nuestra piel a la Tierra. Pero la zona de nuestro cuerpo que se conecta más profundamente es la que se encuentra exactamente a la mitad de la bola de la planta del pie, en un punto que los acupunturistas denominan Riñón. Es un punto muy conocido el cual se conecta a todos los meridianos de acupuntura y en esencia a cada rincón del cuerpo. La falta de este contacto tiene mucho que ver con el surgimiento de las enfermedades modernas.” “Ya que la Tierra está cargada negativamente, al tocar el suelo se está conectando el cuerpo con una fuente de carga negativa de energía, que es absorbida por el cuerpo a través de la planta de los pies”. Y también añade “Resulta que cuando se hace contacto con la tierra, las células rojas obtienen una mayor carga en su superficie, lo cual las separa unas de otras, provocando que la sangre se adelgace, fluya fácilmente y baje la presión sanguínea”.
¿Cuáles son los mejores lugares para hacer contacto con la tierra?
El lugar más apropiado para realizar el grounding es la playa, si es dentro del mar mejor ya que el agua es un gran conductor y además nosotros estamos constituidos en nuestra mayor parte por agua. Si no es posible acceder al mar, podemos realizarlo en la arena o en la hierba (si es por la mañana, con el rocío, mucho mejor). Tened en cuenta que los siguientes materiales son aislantes y no permiten el paso de los electrones al organismo: asfalto, madera, plástico y/o goma.
Si os interesa profundizar más en el tema, os recomiendo el documental “Grounded”, que explica cómo el grounding ha sido responsable de una sanación en cadena en el poblado de Heine, Alaska.
FUENTE: https://comersanoesfacil.com/
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